martes, 21 de octubre de 2014

Lectura: Ultimo aliento

La falta de aire lo hizo despertar.

Chase observo la escena aún confundido. No sabía cuanto tiempo llevaba desmayado. Como pudo salió de entré los fierros retorcidos de lo que alguna vez fuera aquel auto compacto que manejo durante muchos años.
Caminó unos metros y se sentó en el piso a la orilla del camino. A él, lo siguió un rastro de sangre. Su sangre.
Chase se sentía cansado y confundido. Y trataba de  poner en orden sus ideas. Frente a él, aquella escena parecía desalentadora. Un montón de fierros retorcidos. La coalición de dos autos. Esa noche no había bebido y sin embargo había cometido un error al volante.

Chase cerro los ojos por un momento. Un segundo. Y su mente empezó a navegar entre recuerdos.


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El gran cartel de Feliz Cumpleaños en el aquel salón hacia ver aquella fiesta como algo infantil.

Chase observaba a sus amigos divertirse cantando y bebiendo. Chase discutía con otro grupo de amistades sobre su nuevo trabajo en una empresa de tecnología.

Chase se sentía cómodo, acababa de cumplir 22 años y era feliz. Tenía un grupo de amistades y su carrera culminada. <Este es el sueño> se decía a sí mismo.

Las bebidas alcohólicas se terminaban demasiado rápido y la noche aún era joven. Los amigos de Chase lo invitaron al mini súper a comprar más bebida.

El auto iba a gran velocidad y la música los hacía ser menos prudentes. El camino era largo. Sólo faltó un minuto de distracción. El chofer no vio cuando invadió carril y mucho menos al auto que venía directo a el.

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Chase despertó. El dolor lo había vuelto a enfocar.

<Sigo vivo> 

Chase observo nuevamente la escena pero no vio a sus amigos.


Aquella escena había ocurrido 8 años antes. Y gracias a la maniobra rápida del conductor habían podido eludir el accidente. Era lo más cercano a la muerte que había estado.

El dolor lo mantenía consciente, pero aún así se sentía aturdido. Se examino con sus grandes ojos verdes. Una barra de metal le atravesaba el estómago. Sabía que sí la movía podría crear una hemorragia mayor.

<Se paciente. Pronto vendrá alguien>

Su auto tenía un sistema electrónico de protección que avisaba a emergencias en caso de un accidente. El problema era su ubicación, alejado de todo y todos.

<Hey! Hora de despertar>

Chase abrió los ojos. No se dio cuenta en que momento había vuelto a cerrarlos. Frente a el un hombre le sonreía.


-No trates de moverte.-dijo el hombre con una voz gentil. Tenia grandes ojos cafés y una pequeña barba, parecía cansado pero su actitud era fuerte.

Chase trato de decir algo pero su voz estaba ahogada. Quizás aquella barra también le había atravesado el pulmón.

-Vaya desastre has hecho-dijo el hombre mientras recorría la escena.

Aquel hombre le parecía conocido a Chase pero el dolor y frío no le permitían enfocarse.

<¿Quien eres? ¿Por qué no me ayudas?>

-Eso se ve muy mal-dijo el hombre señalando la herida de Chase.

Chase se limito a mover la cabeza en señal de afirmación.

-Me quedare contigo hasta que llegue la ayuda. Todo estará bien. Descansa un poco.

Chase cerro los ojos.

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Chase miro el reloj, nunca se había sentido tan emocionado de ir a trabajar.
Ahora cada día era una oportunidad de ver a Roxan.

Llevaban algunas semanas saliendo y todos en la oficina hablaban en secreto de lo bien que se veían juntos. Ambos eran jóvenes y compartían muchos intereses. Chase quería arriesgarse y ese día había comprado un ramo de flores y había escrito una pequeña tarjeta. A pesar de un gran texto de versos cursi, Chase terminaba con una sencilla pregunta: 


"¿Quieres ser mi novia?"

Esa mañana había llegado temprano a la oficina y dejo el ramo frente a la computadora de Roxan.

El día transcurrió tranquilo. El pequeño cubiculo de Chase se encontraba en diferente edificio del de Roxan. Habían pasado un par de horas y no había sabido nada de ella.

Se sintió un poco desanimado, quizá se había apresurado y ahora todo se había echado a perder.

Su celular sonó. Un mensaje de Roxan había llegado. 


"Podemos hablar? Te veo en la cafeteria". 

Chase penso que aquello no sonaba nada bien. Contesto afirmativamente y se dirigió hacia la cafetería.


Ahí se encontraba Roxan sentada. Chase entro temeroso. Y antes de que pudiera sentarse ella se levanto y lo abrazo mientras le decía al oído "Si, quiero ser tu novia".

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Una gota de agua fría golpeo el rostro de Chase. Abrió los ojos nuevamente. Aquel hombre se encontraba sentado observándolo con una mirada pasiva.

-La ayuda viene en camino. No debe tardar en llegar.

El cielo se había nublado y pequeñas gotas de agua comenzaban a caer. Había un poco de fuego en aquel accidente y corría el riesgo de explosión.

El segundo auto era un antiguo Jetta color blanco. Chase lo observo un momento, parecía haber alguien aun dentro, inmóvil.

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-Feliz aniversario-dijo Chase mientras le entregaba una pequeña caja a Roxan.

Desde que se habían casado Chase se encargaba de sorprender a Roxan cada día pero esa noche ella le tenia la gran sorpresa.

Ella lo abrazo y abrió la pequeña caja. Dentro había un collar de oro y unos aretes a juego.

Roxan se quedo asombrada y por un instante no pudo decir nada. Abrazo a Chase. Sabia que era su turno.

-Chase, estoy embarazada!-dijo Roxan sin dejar de abrazarlo.

Chase se alejo un poco y la miro a los ojos, había aprendido a observar en la mirada de Roxan si ella le estaba mintiendo. Pero no fue el caso.

Chase sonrió y volvió a abrazarla con todas sus fuerzas. Definitivamente su sorpresa era mejor que el collar de Oro.

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-No te duermas Chase-dijo el hombre a Chase sosteniendo una billetera-todo estará bien.

Chase observo de reojo que el hombre tenia su billetera. Dentro una foto de su hija y su esposa cayeron.

Chase cerro nuevamente los ojos y una lagrima brotó.

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-Mira papá! ya pude!-grito la pequeña Katrine mientras pedaleaba en su bicicleta.

Chase observaba y saludaba. Esa mañana él hablaba con sus papá. Su madre había muerto hace un par de años y el se había puesto en contacto todos los días con su padre para que no se sintiera tan solo. Su mentor. Su héroe.

Chase se preguntaba constantemente si podría ser tan buen padre como lo había sido el suyo. Y al ver cada día la sonrisa de su hija sabia que algo estaba haciendo bien.

Esa mañana Chase le había comentado a su papá que había amanecido un poco enfermo de la gripa y que quizá se la pasaría en casa. Le pedía que se cuidara mucho para evitar enfermarse.

-No te preocupes hijo, todo esta bien, durante tantos años nunca me ha afectado nada de enfermedades-se escucho una voz cansada a travez del auricular del telefono.

Chase sonrió y después de unos minutos de charla, colgó.

-Iré a hacer las compras, quédate en casa, me llevare a Katrinne para que descanses-le dijo Roxan a Chase.-No tardaremos.

Chase se recosto y al cabo de un par de horas desperto. La casa seguia vacía. El super quedaba a unos minutos a pie y no entendia por que Roxan tardaba tanto. Se levanto y busco en el patio. No había nadie.

Chase camino hacia el Super, quizá seguía ahí. Al llegar el lugar estaba acordonado. Roxan y Katrinne se encontraban tiradas, inmóviles. Un disparo, dos vidas. Habían tratado de quitarle la bolsa a Roxan pero había forcejeado. El único testigo describió al ladrón y menciono un antiguo Jetta blanco. Chase jamas pudo olvidar.

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La lluvia se hizo mas intensa y Chase volvió a abrir los ojos. A su alrededor un gran charco de sangre rodeaba su silueta.

<Que frio tengo>

Observo nuevamente el otro auto. Antiguo Jetta Blanco. Ahora Chase recordaba. Esa mañana había despertado, se vistió y se dirigió a su trabajo. Desde aquel día la desgracia había estado tocando su puerta, meses antes su padre había muerto de un paro cardiaco. Chase se sentía mas solo que nunca. La mañana seguía un poco obscura. Y el camino que transitaba estaba vacío. A lo lejos logro ver un auto que venia en dirección contraria. Un Jetta blanco. Chase recordó años antes, el ladrón, el auto, todo. Supo que estaba frente a la persona que años antes había terminado con su felicidad.

Chase tomo una decisión precipitada. Piso el acelerador. Minutos después ambas piezas de ingeniería se encontraban fusionadas entre metales y plástico.

<Eso es por mi familia>

-Dicen que cuando estas muriendo toda tu vida pasa frente a tus ojos.-dijo el hombre mientras veia el cuerpo dentro de aquel jetta.-El hizo mucho mal y si no lo hubieras detenido hubiera hecho mas.

Dentro del Jetta habia una escopeta. Aquel ladron se habia drogado y esa noche estaba dispuesto a matar para poder llenar su adiccion.

<Que frio tengo>

El hombre se acerco a Chase y le tomo las manos. Le sonrio y lo abrazo.

-Todo estara bien.

Chase sintio frio, luego cansansio, cerro los ojos y luego nada.

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EPILOGO

Chase se encontraba en el patio de su casa. Su gato acaba de fallecer y a sus 6 años de edad su curiosidad no tenia limites.

De la casa salió un hombre cansado pero con una gran fortaleza y ojos cafés. Su barbilla tenia una pequeña barba y su sonrisa era tranquilizadora.

-¿Que pasa Chase?
-Papá, que pasa cuando te mueres?
-Ammm... no lo se, creo que simplemente todo se apaga.
-¿Solo eso?
-Bueno, muchos dicen que ves toda tu vida en tus últimos momentos, quizá solo los momentos mas impactantes.
-Tengo miedo de morir
-No te preocupes, todavía te falta una vida por vivir. Todo estará bien. Yo te cuidare siempre.
-Me lo prometes?
-Claro, siempre estare contigo. Ven. Vamos que tu mamá ya hizo de comer.

Chase se levanto, tomo de la mano a su papá y ambos desaparecieron por el umbral de la puerta.



2 comentarios:

  1. wow, no tenia idea de que escribías tan bien, que buen relato, espero pasarme más seguido por aquí.

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  2. Jeje... no siempre hay inspiracion... pero cuando la hay vale la pena :P Gracias y saludos!

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